Un 5 te da la vida pero el 6 es el máximo que puedes obtener. El 6 es tan bueno que además te permite volver a tirar el dado. Sacar otro 6 es una jugada maestra. Pies en polvorosa y meter distancia con los perseguidores, o volverse implacable acosador de quien se sentía a salvo hasta ese momento. Y además hay que volver a tirar. Pero cuidado, otro 6 te mata y te devuelve a casa. En un 666 hay un ciclo completo de euforia, persecución – huída y muerte.
Cuatro son las civilizaciones que pugnan por alcanzar la cima de la pirámide. Cada una de ellas asociadas a un color. Los azules del norte, siempre junto al mar y todo lo frío. Los amarillos del sur son gente de arena y trigo. Al este los rojos en sus forjas de hierro y abruptos cañones. Y al oeste los verdes de los océanos de hierba y bosques. El azar es caprichoso y en cada estación los primeros en alcanzar la cumbre de la montaña sagrada pueden ser distintos a los de la estación anterior.
“666” refleja el actual estado de un proyecto de largo recorrido en el cuál Alex y Angel se han repartido los colores del tradicional Parchís, también al azar, y los hacen evolucionar como si de antropología-ficción fuera el tema. Especies que evolucionan, crecen, se desarrollan, sufren y gozan en cosmos cuadrados que caben en cualquier mesa. Y también, por ahora, en unos 80 dibujos A4.
Desde el 13 de Septiembre hasta el 16 de Noviembre se podrá ver el estado de este proyecto en Zuloa